viernes, 13 de junio de 2008

Del Ring al PLAYBOY

Su belleza es tan grande como el poder de sus puños. Mia St. John, con 39 años de edad, es el claro ejemplo de superación y del sueño americano hecho realidad.
Hija de inmigrantes mexicanos de Juchipila, Zacatecas, Mia nació el 24 de junio de 1967 en Palo Alto, California y, desde niña dio muestras de su amor por el intercambio de golpes, a tal grado que su madre —María Rosales— la bautizó con el sobrenombre de India Guerrera, por sus raíces aztecas y gusto por los golpes.
Luego del divorcio de sus padres, Mia regresó por unos años a Zacatecas, pero su madre no se rindió y volvió a California a trabajar en el campo y fue así como le costeó la carrera de sicología en la Universidad del Estado de California en Northridge.
Mia se casó y tuvo dos hijos: Juliana, de 18 años, y Paris, joven de 16.
Poseedora de una belleza abrumadora y un físico envidiable, desde muy joven se dedicó al modelaje y a la práctica de taekwondo, del cual obtuvo una cinta negra.
“Luego nació mi amor por el boxeo, para eso ya estaba casada y con los dos hijos, pero mi matrimonio se estaba acabando, así que en 1996 decidí dedicarme de lleno y a principios del 97, ya con el divorcio en trámite, debuté en el terreno profesional con un nocaut sobre Angélica Villalín, el 14 de febrero, en apenas un round”.
Mia recuerda que su vida después del divorcio no fue fácil, por lo que tuvo que trabajar como conferencista en las universidades, actividad que combinó con el modelaje de cremas para el cuerpo y el boxeo.
“Fui sumando victorias y, como cada que subía al ring lo hacía con ropa muy sensual, en 1998 me hicieron la oferta para posar desnuda para la revista Playboy”.
Como le ofrecieron poco dinero para desnudarse, lo comentó con su madre, quien le dijo: “Si las chicas se desnudan sin paga cuando van a la playa, por qué no lo haces tú, si te van a pagar”.
Así que Mia les hizo saber sus pretensiones económicas para posar y “finalmente me dieron una excelente paga y eso me dio más fama de la que ya tenía y salí en el número de noviembre de 1999”.
Tenía 32 años y una figura envidiable, así que los promotores de boxeo se interesaron en programarla en sus funciones. “Primero fue Don King, luego Bob Arum; ahora tengo mi propia promotora y en 2001 contraté a Christy Martin para enfrentarla, en un duelo que causó demasiada expectación en Estados Unidos”.
Mia fue campeona mundial de peso ligero de la Federación Internacional de Boxeo Femenil (IBFA, por su siglas en inglés), cetro al cual renunció por tener problemas de peso.
“Me dolió mucho, pero ahora tengo la posibilidad de convertirme en campeona del Consejo Mundial de Boxeo y no voy a dejar pasar esta gran oportunidad”.
Así que, a los 39 años se ha fijado una meta: si pierde el sábado frente a Amy Yuratovac, con quien disputará el cetro internacional de peso welter, podría ser el fin de su carrera, “pero esa idea no pasa por mi mente”.
La boxeadora reconoce que no ha sido fácil abrirse camino en el boxeo, debido a que “todavía es un deporte que está dominado por los hombres”. “Se necesita valentía, seguridad, y muchas horas de entrenamiento. También salud y fortaleza para lidiar con el dolor general que queda en el cuerpo tras cualquier combate”, comenta la pugilista.
Pero de una cosa sí está segura: quiere agradar al público mexicano. “Tengo sangre azteca en mis venas, soy una guerrera y el sábado lo voy a demostrar”.
El Universal

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